La vida según el Evangelio acarrea rechazo
Buenos Aires, 4 Jul. 07 (AICA) A poco que uno se familiarice con San Lucas, descubre la intención catequística de esta manera de redactar. No se trata sólo de un camino físico por donde Jesús marcha, sino de un estilo de vida que el discípulo abraza siguiendo al Maestro. Él ‘se encaminó decididamente hacia Jerusalén’. Así ha de hacerlo todo el que quiera ser su discípulo”, expresó en su homilía el arzobispo emérito de Resistencia, monseñor Carmelo Giaquinta.
“Jerusalén -agregó- es el lugar de la crucifixión y glorificación de Jesús, no sólo el término material de la caminata. Importa que el discípulo abrace su misma suerte de gloria, pero también de humillación”
El prelado destacó que “el primer paso de esta larga marcha de Jesús es un obstáculo que se le interpone”, en referencia a que no lo recibieron en Samaría “porque iba a Jerusalén”. En ese sentido advirtió: “Nos cuesta admitir que Jesús, todo bondad, pudo ser rechazado por la gente que él amaba. Pero es la realidad. ¿Cuán presente está en nuestra catequesis y predicación que la vida según el Evangelio acarrea rechazo? Con frecuencia olvidamos la experiencia de San Pablo: que ‘el mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden’. De allí, nuestra perplejidad ante las contradicciones que hemos de sufrir por el Evangelio. Y, por tanto, la tentación de enfrentar esas situaciones con los mismos criterios que criticamos”.
Tras indicar que “toda nuestra vida es una marcha en pos de él, que terminará sólo cuando le demos el abrazo final”, y que lo largo del camino “se van sumando discípulos”, monseñor Giaquinta enumeró los tres casos que aparecen el pasaje del domingo, “que bien pueden ser tres situaciones en las que podemos encontrarnos”: el primero es un hombre “entusiasta”, al que “Jesús no le niega la posibilidad de seguirlo, pero le hace ver la radicalidad con que ha de hacerlo”; el segundo es uno a quien Jesús invita pero “pretende seguirlo más adelante, una vez que su padre muera”; y el tercero “tiene el entusiasmo del primero” y “pretende la dilación del segundo”.
“Todos los que tenemos alguna responsabilidad pastoral, en especial los catequistas, maestros, confesores, directores espirituales, hemos de respetar el proceso interior que sigue cada uno de los que nos son encomendados hasta hacer su opción de fe. Pero a la vez han de ver en nosotros un testimonio claro de que el seguimiento de Jesús exige decisión y no es compatible con componendas o dilaciones”, concluyó.+
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