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Obispos rionegrinos cuestionan proyecto de ley de “muerte digna”

Proyecto de ley de “muerte digna”Viedma (Río Negro), 12 Jul. 07 (AICA) Los obispos de Río Negro hicieron algunas consideraciones a los proyectos de ley sobre “muerte digna” que trata la Legislatura provincial, a fin de “poner luz sobre esta realidad, siendo además conscientes de lo difícil y doloroso que implica atravesar la enfermedad terminal, tanto para el que la padece como para los familiares que acompañan al enfermo”.

“Creemos  -dicen- que ello merece ser tratado desde la verdad científica y la objetividad ética dentro de un diálogo verdadero, inclusive con todos los sectores sociales, culturales y religiosos. Por otra parte, rechazamos que nuestra fe en Dios nos quite el criterio y nos deje miope para discernir y declarar lo que opinamos respecto de la dignidad de la persona y los derechos humanos, como parece desprenderse de un pasaje del fundamento de la ley de ‘Manifestación de voluntad, previa información’”.

Los prelados cuestionan que esas iniciativas parlamentarias “se refieren más a decidir y producir el adelantamiento de la muerte en pacientes terminales, que a cuidar y acompañar sus últimos momentos de vida biológica, con total cercanía y respeto por la vida”.

Tras reclamar que se distingan claramente las curas “normales”, como hidratación y alimentación, de los métodos considerados desproporcionados o ya no adecuados al bien del paciente, recuerdan que “dejar de hidratar y alimentar a un paciente es, simplemente, condenarlo a muerte por inanición, deshidratación y/o desnutrición”. Una verdad, advierten, que “no se ve respetada en los proyectos de leyes provinciales”.

También reclaman un “gran debate social y bioético” sobre la propuesta de creación de un “Registro de Voluntades Anticipadas” y diferencias los términos “muerte digna” y “morir con dignidad”.

Ante el panorama que plantean los dos proyectos en estudio en la provincia, los obispos rionegrinos reafirman que “el valor fundamental de toda vida humana; la dignidad que brota de ser imagen y semejanza del Creador, dignidad que nada ni nadie nos puede quitar. Dignidad humana que, por otra parte, reconocida e incluida en la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO; la importancia de la administración de los cuidados debidos a toda persona humana como indica el saber y entender de la ciencia más moderna y humanista, la asistencia sanitaria básica: alimentacion, hidratación, higiene, calefacción, prevención de complicaciones por el hecho de estar en cama, monitorización de los signos clínicos, etc.; y el valor de los Cuidados Paliativos, como respuesta científica y humana que se contrapone al ensañamiento terapéutico y aleja la posibilidad de la eutanasia”.

Como pastores “preocupados por nuestros hermanos enfermos”, proponen algunas iniciativas y acciones positivas para ayudar “a las personas en estado grave o terminal y también a sus familias y amigos, que deberían estar incluidas en una ley justa y respetuosa del valor de la vida humana, desde su concepción hasta su muerte”. Entre otras, sostener a las familias de los pacientes; crear y sostener redes de animación, con programas específicos; proveer apoyo económico y asistencia a domicilio; disponer de centros de acogida para familias incapaces de afrontar el problema y para ofrecer períodos de “pausa” asistencial; y propiciar dinámicas que ayuden a comprender que el equipo de salud es su aliado y lucha con ellos.

Por último, los obispos piden a sacerdotes, religiosos y laicos “una especial atención a la misión evangelizadora con los enfermos, llevándoles el consuelo y fortaleza de la fe y esperanza cristianas, mediante un encuentro humano, sencillo, directo y personal, que la más simple de las visitas hace posible”, y renuevan su “compromiso por la vida, desde su concepción hasta su fin natural”.

Firman la declaración los obispos Néstor Navarro, del Alto Valle de Río Negro; Fernando Maletti, San Carlos de Bariloche; Esteban Laxague, de Viedma; Miguel Hesayne, emérito de Viedma, y José Pedro Pozzi, emérito del Alto Valle de Río Negro.+

Texto completo del mensaje

Respetar a los pacientes para que puedan “morir con dignidad”

La Plata (Buenos Aires), 13 Jul. 07 (AICA)Muerte digna“Estamos de acuerdo respecto a dicha Legislación en que no se deben emplear métodos desproporcionados a las perspectivas de mejoría, evitando padecimientos desmesurados. Pero nos oponemos a que en esos tratamientos extraordinarios se incluya la no hidratación y alimentación enteral o paraenteral sin las cuales el paciente muere en un estado de real padecimiento por falta de las condiciones básicas que le permitan una muerte digna. Estas terapéuticas razonables están debidamente establecidas en los llamados Cuidados Paliativos y ayudan a evitar sufrimientos innecesarios en esos casos”, dijo el director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de La Plata, al referirse al proyecto de ley de la provincia de Río Negro que permite a los pacientes terminales poner límites terapéuticos para que no se alargue su enfermedad.

El especialista estimó que “las decisiones de los pacientes deben ser consideradas a partir de que respete su propia vida y la autonomía moral del médico cuyo oficio no es destruir la vida sino salvarla”, y advirtió que “la relación de libertad /responsabilidad entre el paciente y el médico no debe ser concebida en el sentido de que éste sustituya la voluntad del enfermo , pero tampoco que el médico tenga que ser el ejecutor de la voluntad del paciente determinando su muerte, justificando el ejercicio de una presunta piedad ante el dolor del paciente”.

Por el contrario, el doctor Caprile opinó que el médico debe poner “toda su ciencia para aliviar sus sufrimientos no sólo físicos sino también psíquicos y espirituales, componentes de la Persona Humana, tratando de mantenerlo en una aceptable calidad de vida. Cuando el paciente está en estado terminal deberá brindarle la hidratación y nutrición básicas así como el resto de los llamados Cuidados Paliativos evitando emplear métodos extraordinarios o desproporcionados a las perspectivas de mejoría”.

Asimismo, reclamó -citando a Juan Pablo II- que “no se puede considerar a la muerte como un acontecimiento calculado y programado porque se pierde el auténtico valor y ‘la inviolabilidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural’”.

“Cuando el Ser Humano es incapaz de darle sentido al dolor y a la muerte se considera a sí mismo como algo sin valor e indigno de merecer atravesar por tales circunstancias. Por eso en estos casos es necesario ayudar a superar el horizonte del individualismo para reconocer el valor Trascendente que tenemos como Seres Humanos. Así es como tendrá en cuenta su condición de Persona debiendo ser respetado y respetar todos los momentos de su vida para que sea posible “Morir con dignidad”, concluyó.+

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